¿Hay sitio para tanta televisión?

 

Fuente: FX Networks Research

Fuente: FX Networks Research

En 2016 se lanzaron un total de 455 nuevas producciones televisivas, un 8% más que el año anterior. Un crecimiento impulsado, principalmente, por las nuevas plataformas digitales. Y la cifra promete aumentar en el año que hoy estrenamos. Estos datos son la punta del iceberg del nuevo paradigma televisivo que comienza a perfilarse en EEUU. Y que no tardará en contagiarse al resto de industrias televisivas europeas.

Todavía hay más. Al aumento de la producción hay que añadirle el estiramiento de la vida útil del catálogo, que sustenta gran parte del consumo audiovisual en los servicios de TV por Internet. También la globalización de la distribución de contenidos locales (pensemos, por ejemplo, en cómo la ficción europea se ha popularizado en todo el mundo). Y otro tanto cabe decir del acortamiento en los plazos de distribución de programas por territorios. Las emisiones, casi en paralelo a los países de origen, ha alimentado una conciencia global de estrenos, que urge al espectador a demandar la disponibilidad del programa cuanto antes. El colofón lo pone la televisión convencional, que en USA ha comenzado a replantearse su política de cancelaciones, indultando a programas con audiencias que en otro tiempo se habrían considerado insuficientes. En un contexto en el que la audiencia lineal mengua, y el consumo diferido no para de aumentar, esta parece ser la única alternativa realista.

Es el famoso «pico televisivo», expresión acuñada por John Landgraf, presidente de FX, para referirse a la realidad de esta industria en su país, caracterizada por un vertiginoso ritmo de producción cuyo resultado final serán contenidos no rentables y con audiencias mediocres.

¿De verdad hay sitio para tanta televisión?

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Las plataformas digitales no son un cuento chino

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Sede de CCTV en Pekín

Digitalización es un concepto que en la industria audiovisual ya se encuentra totalmente superado, casi obsoleto, que incluso nos puede llegar a sonar arcaico.  Casi nadie recurre hoy en día a lo analógico, excepto algunas propuestas con cierto aire nostálgico, como por ejemplo las cámaras Lomo en el mundo fotográfico o el incremento de ventas de discos de vinilo en el entorno musical.

 

Si como ya se ha señalado en infinitas ocasiones, la digitalización ha tenido un impacto masivo sobre los procesos que componen la creación, producción y distribución de contenido audiovisual (incluso se ha considerado la mayor revolución desde la llegada del color), parecía que aún faltaba un último paso que cerrara el circulo dentro del mundo de la empresa audiovisual. Sigue leyendo

El incierto y prometedor futuro de la televisión

Los sistemas de vídeo bajo demanda, las televisiones conectadas y la influencia de la conversación social en la estrategia de contenidos y programas ya no se perciben como una realidad totalmente ajena. Poco a poco se han hecho hueco entre la población, aunque queda mucho camino por recorrer. España todavía está sumida en cierta acomodación, si se la compara con los países de su entorno. La cultura del «todo gratis» y la lentitud con la que muchos medios convencionales han reaccionado a la nueva realidad, digital y a demanda, han jugado un papel decisivo en esta reacción perezosa a la innovación.

Extracto de la presentación de Neil Hunt - Chief Product Officer Netflix en Internet World 2014

Extracto de la presentación de Neil Hunt – Chief Product Officer Netflix en Internet World 2014

A día de hoy, las televisiones buscan un modelo económicamente sostenible en un escenario de oferta global y crossplatform, con una masa heterogénea de audiencia. Entre dos extremos de público (los espectadores de cultura analógica y la nueva audiencia digital), existe un abanico de hábitos de visionado y consumo virtualmente infinito. Para la nueva televisión el reto reside, precisamente, en ser capaz de responder tanto a las demandas tecnológicas como a las sociológicas. Las preocupaciones inmediatas son (o deberían ser) la adaptabilidad del contenido, la integración de los nuevos dispositivos en los sistemas de distribución y satisfacer a un público cada vez menos estandarizado. El ritmo es lento, pero se han efectuado algunos avances que invitan al optimismo.

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